jueves, 1 de noviembre de 2007

Una mirada al cósmico espejo de lo humano.


Día 11, mes 10, año 2007. 09:30 hrs., Santiago, Chile.

Hexagrama 49: La revolución, la mutación, el cambio.

Juicio (acción)
La revolución.
En tu día, encuentras la fe.
Éxito sublime, que favorece la perseverancia.
Se disipa el remordimiento.

Transformación social que producen los tiempos. De acuerdo con los tiempos. No se debe tener ninguna idea egoísta. Si se actúa honestamente, considerando las necesidades de los demás, no hay nada de que arrepentirse.


Imagen (pensar)
En el lago, está el fuego.
Es la imagen de la revolución.
Así, el hombre noble regula el calendario
Y clarifica los tiempos.

El hombre se vuelve maestro del curso natural, cuando aprende a seguirlo, reconoce su regularidad y ordena el tiempo de acuerdo a ello. Así se introduce la claridad en lo que en apariencia es caótico y uno se puede adaptar a las exigencias de lo que ya ha previsto.

Trazos cambiantes en el Hexagrama (indicaciones específicas):

9 en 4° lugar (trabajo)
El remordimiento se disipa. Se encuentra fe. Cambiar el orden del Estado trae la fortuna.

Los cambios radicales requieren de fuerza interior y carácter. Se debe tener confianza en que lo que hacemos corresponde a una fuerza superior y no nace de motivos arbitrarios.

9 en 5° lugar (liderazgo)
El gran hombre cambia como un tigre. Tiene fe aún antes de interrogar al oráculo.

Todo el mundo puede comprender la naturaleza de los cambios que se enfrentan, porque se ven claramente y desde lejos. Entonces la adhesión de los demás es espontánea.

6 en 6° lugar (sabiduría)
El hombre noble cambia como una pantera.
El hombre vulgar cambia de rostro.
Irse aporta infortunio.
Mantenerse perseverante aporta fortuna.

Luego que se ha hecho claridad sobre lo fundamental del cambio, aún quedan los detalles. Las personas comunes también cambian junto a los hombres nobles en los tiempos de cambio, pero de manera superficial. Hay que contentarse con lo posible. Si se quisiera ir demasiado lejos y abarcarlo todo rápidamente, se caería en la inquietud y el infortunio. Una revolución debe tender hacia condiciones claras y precisas que aseguren la seguridad general tomando en cuenta el límite que marcan las condiciones de la época.

Para enfrentar lo nuevo, hay que despojarse de lo viejo. El movimiento se dirige hacia lo alto. Iluminación y alegría, el éxito viene de actuar con justicia y de seguir al cielo y la tierra. Grande, en verdad es el tiempo de la revolución.

visiion.eco