“Así, los hechos de transmisión son procesos (nada de instantaneidad, hace falta tomarse un tiempo...), estos procesos son aventuras (nada está decidido desde antes...) y estas aventuras son metamorfosis (al final uno sale distinto de como empezó...)”.
Regis Debray.
Regis Debray.
Una cosa lleva a la otra (también una cosa lleva “la” otra...), las dinámicas impredecibles en las estructuras disipativas, se van articulando según dinámicas propias al movimiento gaseoso[1], cristalizando en nodos que empiezan a tejer nuevas redes de acuerdo al desarrollo de sus propios procesos generativos y que nos encuentran a nosotros mismos vinculando los discursos que creíamos haber concentrado. Y se vuelve a empezar.
En un seminario reciente realizado por el Area de Gestión Pública de Visiión, recordabamos la trascendencia antropológica de los cambios que vivimos y de la profundidad de sus alcances en el como percibimos el mundo. Al respecto (siguiendo en ello a Levi-Strauss) consideramos cómo, el modelo lógico del occidente científico, que ha generado la sociedad industrial, empieza con el surgimiento de la agricultura, la sedentarización de los grupos nómades en ciudades, la domesticación de los animales y el nacimiento de la escritura y las clases sociales, hace unos 10 mil años. Este enorme cambio en la cosmovisión y los hábitos de la humanidad, parece haber inscrito en nuestras mentes una concepción lineal y de sucesos ordenados y predecibles, que -aún vigente en campo de interfase histórica-, se ve transformado por los nuevos desarrollos tecnocientíficos.
La navegación en Internet, el hypertexto que la permite y los modelos lógico-cognitivos que genera de acuerdo a dinámicas imprevistas, caóticas y estocásticas, no corresponde ya al que se desprendía de “la revolución neolítica” que señalamos, sino más bien a una lógica de búsqueda y atención permanente, cuyos objetivos no pueden ser fijos, ni determinados de manera precisa, para poder incorporar los contínuos ajustes que una realidad siempre cambiante implica. Ello nos hace reconocer que la “visión de mundo” y los mecanismos de comprensión de lo real, que generan los últimos desarrollos tecnológicos, es paradojalmente, mucho más cercano al del humano nómade cazador recolector, del período que precedió la aparición de la agricultura en cientos de miles de años, que al modelo cognitivo y pedagógico que aún se aplica en la enseñanza.
ad2 (Alfabetización Digital Dos)
Los avances de los organismos internacionales en la concepción de nuevas formas de transmisión que se adecuen a los nuevos contenidos que implica un presente en cambio constante, están dando paso a una concepción distinta de lo que hasta ahora habíamos considerado como necesario en la "capacitación" de las personas que debían hyacer uso de un nuevo instrumental tecnológico. La "capacitación" entendida de acuerdo a los criterios tradicionales y metodologías aún en vigor, estaría obsoleta. Una nueva forma de concebir los procesos de transmisión se perfila, aunque de acuerdo al contenido que implica y la magnitud totalizante de sus alcances necesarios, ella sea aún difícil de aprehender y operacionalizar.
La habilitación informacional (HI) es un marco intelectual para reconocer la necesidad de comprender, encontrar, evaluar y utilizar la información. Estas son actividades que pueden ser soportadas en parte por por la fluidez con la tecnología de la información, en parte por métodos investigativos, pero lo que es mas importante, solo puede lograrse a través del discernimiento crítico y el razonamiento. La alfabetización informacional inicia, sustenta y extiende la enseñanza a través de la vida (enseñanza permanente), a través de habilidades que pueden hacer uso de las tecnologías, pero que finalmente son independientes de ellas (UNESCO).
Cada vez es mas claro que hay una relación orgánica, intrínseca y de resonancia específica, entre el desarrollo de las tecnologías y los pensamientos de una época. Las tecnologías, que sirven para entender el mundo, generan un estado particular de comprensión humano, que les es apropiado. No son cosas ni espacios distintos, cada vez mas una y otra dimensión, forman de manera más "orgánica" parte del mismo sistema, sin que se pueda ya determinar de manera precisa, cual precede a cual o en que fue impactado y de que manera por el otro (aunque hasta ahora sigamos considerando que la máquina no "resiente" el impacto sino en una modificación de su programa). El mind set y las tecnologías que lo expresan, configuran una totalidad sistémica. Es así que a la idea fuerza de la Sociedad del Conocimiento, que bien podríamos centrar en el cambio de paradigma en relación con el aprendizaje, que implica pasar a una noción colaborativa, de construcción del conocimiento en conjunto, corresponde en el ámbito tecnológico el de una “colaboración” de “parrilla”, “grilla” (grind). Como lo concibe actualmente el CERN (lugar dónde nació Internet), las computadoras, conectadas entre sí, permitirán producir resultados que las potencian infinitamente para responder a las exigencias de una demanda de circulación, interpretación y análisis cada vez mayor. Lo mismo, ocurre con los seres humanos: solo generando redes de colaboración cada vez mas extensas, seremos capaces de afrontar y resolver adecuadamente, las enormes exigencias de este salto hacia la mente (en el sentido que la entendió Bateson), que significa la Sociedad del Conocimiento. Los distintos niveles en que se transmite la información, ya convertida en conocimiento por efecto de la conciencia que propugna el análisis, no puede dejar de ser social, desinteresada, colaborativa, construida en común y por el bien superior. El marco intelectual de la HI, lo vemos, es entonces una dimension valórica, ética, espiritual.
Nota.
[1] Nos inclinaríamos a pensar que incluso más apropiado que “gas”, tanto para reflejar las dinámicas de movimiento e interacción de los fenómenos cybernéticos, como en cuanto transformación de sus propiedades en una nueva condición, resultaría el concepto también físico de “plasma”, o cuarto estado de la materia, es decir, cuando ya no es tal...
[1] Nos inclinaríamos a pensar que incluso más apropiado que “gas”, tanto para reflejar las dinámicas de movimiento e interacción de los fenómenos cybernéticos, como en cuanto transformación de sus propiedades en una nueva condición, resultaría el concepto también físico de “plasma”, o cuarto estado de la materia, es decir, cuando ya no es tal...