sábado, 5 de enero de 2008

energía y monoteísmo



“...aquí la premisa es que lo que aún no se ha articulado como un lenguaje social, todavía no existe en cierto sentido histórico mas pleno; o si se prefiere, que el surgimiento de nuevas formulaciones anuncia la presencia activa de una nueva experiencia”.
F. Jameson (1998: p. 141)

“Se constata la emergencia de un nuevo tipo de profesional del conocimiento, el analista de símbolos, cuyo arte se concibe no tanto por la creación de conocimientos nuevos, sino por la capacidad de articular conocimientos y ponerlos en práctica. Estos profesionales del conocimiento, más que eruditos, son navegantes, nódulos en la red”.
M.Gibbons. The new production of Knowledge.1994.

Al abordar estas tareas inevitablemente reproducimos la esencia de su funcionamiento: no escapará a la atención su carácter iterativo. Una y otra vez volveremos de distinta manera sobre los mismos enfoques. En distintos momentos de su desarrollo -para no decir en cada momento su desarrollo- diremos que nuestro campo de acción es la cibernética, que de acuerdo al nuevo paradigma nuestro enfoque epistemológico es sistémico, que las metodologías en que se objetiva responden más a las necesidades generadas por las redes humanas, que a las exigencias tecnológicas, que la sociedad de la información se dirige a grandes pasos a la sociedad del conocimiento, generando en ese acelerado movimiento, la interfase en que nos encontramos; que la globalización es el terreno histórico en que confluyen en tiempo y espacio profundas transformaciones de todo tipo que encontramos reflejadas en la incertidumbre con que se visten los resultados de la acción y las nuevas condiciones de la teoría, que cediendo su lugar de cómoda certeza prefiere encontrar en el simulacro su objetivación y en la paradoja la solución del paradigma. No cabe duda que la tarea es difícil, particularmente porque nunca sabemos a priori si germinarán en el campo social las semillas de la innovación necesaria que sin embargo y por eso seguiremos plantando a cada paso en nuestro camino de cazadores. De esta manera la repetición de nuestros principios, a cada paso que damos, no sólo tiene como el mito o el cuento infantil la propiedad pedagógica de afirmar subliminalmente los principios y elementos que confieren estructura a una materia de otra manera dispersa y que en la repetición encuentra el orden que la orienta, sino que además es la manera en la cual realiza la episteme la conexión entre un ser en permanente devenir y una metodología que incorporando el pasado debe no obstante siempre comenzar de cero.

El haber definido el campo de decisión del modelo cibernético indica de manera clara nuestro interés por develar las condiciones prácticas de un modelo holístico que encuentra en los momentos siempre renovados de articulación de ciencias humanas, sociales y exactas, a la vez los determinantes de su pobreza de documentación experimental y la riqueza eventual de sus desarrollos de futuro. No sorprende en consecuencia el lugar común, porque ha sido el hecho, que una ciencia que aspira a la totalidad sea poco fértil en la elaboración de sus detalles. La importación recurrente de términos y procesos correspondiente a planos diferenciados del quehacer habitual, remite así a la importación frecuente durante todo el siglo xx de conceptos provenientes de las ciencias exactas para dar cuenta de una querida exactitud similar en las ciencias humanas y sociales que viniera a llenar el vacío de certeza que su propia incorporación ha terminado por convencernos imposible. El triunfo social de la tecno ciencia por otra parte, ha hecho inevitable que el pensamiento contemporáneo encuentre difícil el establecimiento de los límites que marcan naturalmente el campo tradicional de la física y el de las sociedades humanas subsumidos hasta hace poco en el paradigma dominante de la biología molecular por sus propios desarrollos transformado en un nuevo espacio mucho más conjunto, convergente y amplio en desarrollos posibles como el genoma humano, la nanotecnología o la biología sintética. Que también es paradoja, son exponencialmente mucho menos conocidos que frecuentes sus aplicaciones.

No debiera considerarse un azar que en una sociedad industrial caracterizada por el consumo fenomenal de energía que termina por plantear al mismo tiempo el agotamiento de las fuentes energéticas y el espacio vivible en que se recoge sus producciones, hubiere tenido tanto éxito la transposición del principio físico de la entropía, que por curiosa coincidencia recoge los dos extremos de fin y de desorden de los campos que describe. Guattari ha señalado con propiedad que la termodinámica aparece en el pensamiento social como una instancia parasitaria que se representa como un cangrejo epistemológico que despedaza los datos de los que se nutre, siguiendo siempre el mismo ceremonial de disectar los datos que conforman los campos diversos por los que camina, para construir sobre sus esencias el capital de un monoteísmo energético que encuentra en las catedrales de su culto la constatación de la muerte de su Dios. Será pertinente considerar que el mundo de este monoteísmo alimentado con el caos de su desaparición, se presenta con frecuencia cada vez mayor en la información de la que da cuenta su etimología, esencialmente opuesta al desorden y por ende al caos, aún cuando la infinita generación de sus redes, propende más bien a saturar los límites de la comprensión que a permitir la conciencia que supuestamente buscaba.