“Hay gente que ve las cosas como son y se pregunta por qué. Yo veo las cosas como nunca han sido y pregunto por qué no”.
G.B. Shaw.
No insistiremos en lo necesario de la iteración, pero siempre se repite... Como lo señalaba Levi-Strauss a propósito de las dinámicas míticas, o como ocurre en las técnicas de elocuencia -o modalidades de argumentación-, la recurrencia es recurrente... en francés existe un término llamado “expolition” -que no hemos encontrado en castellano- y que significa “dar valor a un argumento repitiéndolo bajo formas distintas o vecinas”. En síntesis, la resonancia amplificada de un eco que reverbera. La cybercultura por ejemplo. Por mas que habitemos inequívocamente un mundo diverso, de distinta manera lleno y cualquiera que fuere su densidad (aún por ausencia), siempre sería un cúmulo cada vez mas complejo de relaciones entre el hombre y la máquina. Pero donde además, los componentes esenciales de control y aprendizaje, como núcleo antinómico generativo, están definidos desde el principio. Me explico: la sociedad contemporánea avanza –a gran velocidad y simultáneamente-, en/ hacia/ hasta/ para... (es precisamente el sentido de lo que quiero establecer con el título), el paroxismo del control y de la libertad. Por un lado, el “poder” se apropia de las herramientas tecnocientíficas para pervivir y acrecentarse, por el otro, esas mismas herramientas son para el “arte”, elementos de creación y libertad[1].
En distintos lugares hemos subrayado esta condición de la cybercultura. Así, decía Wiener a propósito de la “retroalimentación”[2], en tanto elemento central de los sistemas, que “si los datos se utilizan simplemente para corregir el sistema y regularlo, tenemos la sencilla retroalimentación que en ingeniería llamamos control. Sin embargo si la información puede utilizarse, cambiar la forma de actividad, tenemos un fenómeno que puede llamarse aprendizaje”[3]. Esta dualidad contrapuesta de libertad y sujeción, tampoco ha sido ajeno a las reflexiones políticas acerca de la enseñanza en general, desde la instauración de los principios de la educación universal que se promueve en occidente desde la Revolución Francesa y que habría pavimentado los logros de la industrialización[4]. Recordemos a Ivan Illich en Francia y la experiencia de los “niños libres de Summer Hill” en Inglaterra, que entre muchas otras -más o menos rupturistas-, hicieron reflexionar al mundo acerca de la “complementaria” mutilación de procesos de aprendizaje, que se produce en la aplicación de los métodos que caracterizan la educación formal.
De allí que este “gran salto en adelante” en que consiste la Web Social, basado en el desarrollo de herramientas colaborativas Open Source, que permiten operacionalizar el cambio de paradigma en educación (educación permanente, construcción del conocimiento, importancia de la educación no-formal) y “concretizar” la Sociedad del Conocimiento, sea también el escenario de una lucha encarnizada -más o menos visible- por la obtención de privilegios económicos y ventajas comparativas entre las empresas que se reparten los beneficios de la nueva conciencia (más por el con, que por la ciencia). Como quiera que sea, es notable que a partir de la generación de herramientas colaborativas sin costo y de acceso abierto, el gigante Google, haya hecho noticia recientemente con dos anuncios públicos que reseñamos. El primero es su búsqueda de alianza con otras empresas especializadas en redes sociales[5], para crear aplicaciones comunes, a través de una plataforma llamada OpenSocial, con la que espera lograr ganancias adicionales, al tiempo que se enfrenta a MySpace y YouTube. Ello, aunque hace ya un tiempo que la empresa cuenta con su propia “red social”, llamada Orkut. El segundo, la creación de un sitio de alguna manera equivalente a Wikipedia, con el que espera combatir el éxito de éste último y que ha llamado Knol (por Knowledge: conocimiento), concebido como “unidad de conocimiento”, pero que al contrario de Wikipedia, tendrá la propiedad de estar dirigido a especialistas, que publicaran su nombre en las entradas y que podrán obtener beneficios económicos por sus publicaciones.
Tal vez mas significativo que lo anterior –tanto por los elementos de “impacto”, como por los montos eventuales que involucre-, resulta el que hace solo un par de días (23.12.07), se haya hecho público que la última plataforma de la NASA, será Open Source lo que implica no solo que muchas empresas podrán participar en distintas fases de su desarrollo, sino que sus fuentes no son propietarias y que serán de pública disponibilidad, generando así un nuevo momento de “transparencia”, en “espacios” hasta aquí reservados.
De esta manera, la cybercultura es performativa, porque prefigura movimientos, situaciones y desarrollos que no eran previsibles en sus momentos anteriores y que se mantienen por así decirlo, en estado de latencia, hasta que se hacen visibles, convertidos en su opuesto.
Y “preposicional” –acuño-, porque pareciera ser que todas las características de la cybercultura (el conjunto de normas, procesos, hábitos y creencias de la sociedad contemporánea), desde que logran formularse, es decir, desde que construyen su gramática, comprenden y refieren al mundo de las preposiciones, esa parte de la oración que remite a la ubicuidad y a las transiciones: a, ante, bajo, con, contra, de, desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, según, sin, sobre, tras...[6]. En rigor, todas estas categorías son pertinentes para explicar la “relación posicional” y de movimiento, es decir “situacional”, que se encuentra en el centro del modo actual de construcción de lo real y percepciones del mismo que en propiedad y con razón, llamamos cybercultura.
G.B. Shaw.
No insistiremos en lo necesario de la iteración, pero siempre se repite... Como lo señalaba Levi-Strauss a propósito de las dinámicas míticas, o como ocurre en las técnicas de elocuencia -o modalidades de argumentación-, la recurrencia es recurrente... en francés existe un término llamado “expolition” -que no hemos encontrado en castellano- y que significa “dar valor a un argumento repitiéndolo bajo formas distintas o vecinas”. En síntesis, la resonancia amplificada de un eco que reverbera. La cybercultura por ejemplo. Por mas que habitemos inequívocamente un mundo diverso, de distinta manera lleno y cualquiera que fuere su densidad (aún por ausencia), siempre sería un cúmulo cada vez mas complejo de relaciones entre el hombre y la máquina. Pero donde además, los componentes esenciales de control y aprendizaje, como núcleo antinómico generativo, están definidos desde el principio. Me explico: la sociedad contemporánea avanza –a gran velocidad y simultáneamente-, en/ hacia/ hasta/ para... (es precisamente el sentido de lo que quiero establecer con el título), el paroxismo del control y de la libertad. Por un lado, el “poder” se apropia de las herramientas tecnocientíficas para pervivir y acrecentarse, por el otro, esas mismas herramientas son para el “arte”, elementos de creación y libertad[1].
En distintos lugares hemos subrayado esta condición de la cybercultura. Así, decía Wiener a propósito de la “retroalimentación”[2], en tanto elemento central de los sistemas, que “si los datos se utilizan simplemente para corregir el sistema y regularlo, tenemos la sencilla retroalimentación que en ingeniería llamamos control. Sin embargo si la información puede utilizarse, cambiar la forma de actividad, tenemos un fenómeno que puede llamarse aprendizaje”[3]. Esta dualidad contrapuesta de libertad y sujeción, tampoco ha sido ajeno a las reflexiones políticas acerca de la enseñanza en general, desde la instauración de los principios de la educación universal que se promueve en occidente desde la Revolución Francesa y que habría pavimentado los logros de la industrialización[4]. Recordemos a Ivan Illich en Francia y la experiencia de los “niños libres de Summer Hill” en Inglaterra, que entre muchas otras -más o menos rupturistas-, hicieron reflexionar al mundo acerca de la “complementaria” mutilación de procesos de aprendizaje, que se produce en la aplicación de los métodos que caracterizan la educación formal.
De allí que este “gran salto en adelante” en que consiste la Web Social, basado en el desarrollo de herramientas colaborativas Open Source, que permiten operacionalizar el cambio de paradigma en educación (educación permanente, construcción del conocimiento, importancia de la educación no-formal) y “concretizar” la Sociedad del Conocimiento, sea también el escenario de una lucha encarnizada -más o menos visible- por la obtención de privilegios económicos y ventajas comparativas entre las empresas que se reparten los beneficios de la nueva conciencia (más por el con, que por la ciencia). Como quiera que sea, es notable que a partir de la generación de herramientas colaborativas sin costo y de acceso abierto, el gigante Google, haya hecho noticia recientemente con dos anuncios públicos que reseñamos. El primero es su búsqueda de alianza con otras empresas especializadas en redes sociales[5], para crear aplicaciones comunes, a través de una plataforma llamada OpenSocial, con la que espera lograr ganancias adicionales, al tiempo que se enfrenta a MySpace y YouTube. Ello, aunque hace ya un tiempo que la empresa cuenta con su propia “red social”, llamada Orkut. El segundo, la creación de un sitio de alguna manera equivalente a Wikipedia, con el que espera combatir el éxito de éste último y que ha llamado Knol (por Knowledge: conocimiento), concebido como “unidad de conocimiento”, pero que al contrario de Wikipedia, tendrá la propiedad de estar dirigido a especialistas, que publicaran su nombre en las entradas y que podrán obtener beneficios económicos por sus publicaciones.
Tal vez mas significativo que lo anterior –tanto por los elementos de “impacto”, como por los montos eventuales que involucre-, resulta el que hace solo un par de días (23.12.07), se haya hecho público que la última plataforma de la NASA, será Open Source lo que implica no solo que muchas empresas podrán participar en distintas fases de su desarrollo, sino que sus fuentes no son propietarias y que serán de pública disponibilidad, generando así un nuevo momento de “transparencia”, en “espacios” hasta aquí reservados.
De esta manera, la cybercultura es performativa, porque prefigura movimientos, situaciones y desarrollos que no eran previsibles en sus momentos anteriores y que se mantienen por así decirlo, en estado de latencia, hasta que se hacen visibles, convertidos en su opuesto.
Y “preposicional” –acuño-, porque pareciera ser que todas las características de la cybercultura (el conjunto de normas, procesos, hábitos y creencias de la sociedad contemporánea), desde que logran formularse, es decir, desde que construyen su gramática, comprenden y refieren al mundo de las preposiciones, esa parte de la oración que remite a la ubicuidad y a las transiciones: a, ante, bajo, con, contra, de, desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, según, sin, sobre, tras...[6]. En rigor, todas estas categorías son pertinentes para explicar la “relación posicional” y de movimiento, es decir “situacional”, que se encuentra en el centro del modo actual de construcción de lo real y percepciones del mismo que en propiedad y con razón, llamamos cybercultura.
Notas.
[1] Permítasenos aquí la falta de precisión: el poder puede ser un “arte” y el arte un “poder”... apelamos a la dicotomía fundante de Eros y Tanatos (...) para dar cuenta del sentido de la oposición. Como una referencia.
[2] Método de regulación de sistemas, que consiste en introducir en ellos los resultados de su actividad anterior.
[3] N.Wiener, Cibernética y Sociedad (1949), p.57.
[4] Como por ejemplo E. Todd en “La Ilusión Económica”.
[5] LinkedIn,hi5,Friendster, Plaxo y Ningse (El Mercurio 1.11.07).
[6] Como recitábamos en el colegio de memoria y prueba de que la iteración resulta...
[1] Permítasenos aquí la falta de precisión: el poder puede ser un “arte” y el arte un “poder”... apelamos a la dicotomía fundante de Eros y Tanatos (...) para dar cuenta del sentido de la oposición. Como una referencia.
[2] Método de regulación de sistemas, que consiste en introducir en ellos los resultados de su actividad anterior.
[3] N.Wiener, Cibernética y Sociedad (1949), p.57.
[4] Como por ejemplo E. Todd en “La Ilusión Económica”.
[5] LinkedIn,hi5,Friendster, Plaxo y Ningse (El Mercurio 1.11.07).
[6] Como recitábamos en el colegio de memoria y prueba de que la iteración resulta...