Esta presentación, me parece particularmente interesante, por algunas razones que paso a señalar.
Decir primero que la historia de Internet y sus desarrollos hasta el presente, se pueden asociar directamente al autor considerado. En efecto, Tim Berners-Lee, se encuentra como un referente necesario desde la concepción y diseños previos de la web, hasta sus últimos avances proyectivos en la actualidad, con los avances en “Internet 3.0”, o Web Semántica, de la que ha sido también principal gestor. Sin embargo, ahora aparece, poniendo el acento de su contribución en un aspecto colectivo, más propio a los "contenidos" de Web Social. Acá, pareciera reconocer que la velocidad de las transformaciones cognitivas que se están generando, ya dan cuenta de una superación objetiva de las condiciones que determina una planificación científico-técnica tradicional (en lo cual se encontraba), para dar raíz, fruto y significado en una expresión “espontánea”, generada además en la ocasión, por un nuevo set de “valores”, que más que con el criterio hegemónico de la ”ganancia”, como fundamento de toda actividad tienen que ver con la “generosidad” y la ayuda voluntaria que promueve el sentimiento de solidaridad humano que provoca –en Haití-, el desastre natural. Así, podríamos decir, que se empieza a caracterizar la Sociedad del Conocimiento, por "valores".
De acuerdo pues, con algunas posiciones que identifican de manera similar, los intercambios comunicativos y transaccionales de internet sobre la “nueva” (antagónica, paradojal), base de la “confianza”, en el eficiente funcionamiento de las tecnologías, pero también –y sobre todo-, del correcto y apropiado tratamiento que se hará de esos intercambios por las personas que están antes y detrás de los programas, es decir: aumentando la confianza en las personas. Como esas personas que interactúan en la red, en general no son conocidas (…), la acción comunicativa redunda en un “sentimiento de confianza en la humanidad”.
La intervención de TB-L que presentamos con este comentario expost, Contribuye a proponer que el real quiebre fundamental identificatorio del nuevo paradigma societal humano, que llamamos con el nombre de Sociedad del Conocimiento, no se encuentra en los criterios cuantificables, concretos, visibles, estadísticos de la ganancia y sus implicancias económicas, sino en el ámbito a la vez más “etéreo”, esencial y profundo, de los principios, los valores y la ética. Y esto, es una revolución. Tal vez tardía, pero lo es.
En segundo lugar, pero también de acuerdo a lo primero, parece el autor apuntar a que éstos fenómenos, que constatamos como semillas que florecen de repente (como las “habichuelas mágicas de Juanito”…), se producen de manera a la vez espontanea y colectiva. Al modo de la “resonancia morfogénica” en la cultura, como se desprende de las investigaciones de Rupert Sheldrake. Es decir, que no somos “conscientes” de lo que hacemos, porque nuestros comportamientos están determinados por criterios intuitivos y emocionales, pero que son extrañamente sincrónicos, con aquellos que produce el colectivo más amplio al cual nos referimos. Dicho de otra manera, a partir de la comunicación a través de internet, -probablemente en general, pero acá sobre temas específicos como el que nos convoca-, se logra hacer manifiesto el inconsciente colectivo, aquello que todos llevamos, pero que por complejo, esencial y transcendente, nadie sabe cómo decir, objetivado sobre distintos temas y lugares, de los cuales todos somos (www) potencial y virtualmente parte. La conciencia colectiva, adquiere entonces una reificación societalmente planetaria y “actuante”, que pese a su carácter igualmente social, universal y arquetípico, no necesariamente tenía en la concepción de C.G. Jung, quien acuñó el concepto.
Una tercera cuestión digna de señalar en éste análisis, es que también es planteado que al desaparecer los “sistemas propietarios” (de las cosas, de las ideas, de los lugares: cualquiera puede opinar y participar creativamente acerca de lo que quiera, desde cualquier lugar: yo podría ser hincha del equipo de fútbol de otro país e interactuar activamente), y romper así con los criterios sacro-santos de la “propiedad privada”, se agrega valor innovativo, al acto del conocimiento, que incorpora ahora una nueva visión de contenido diferencial, sobre el mismo hecho que la propiedad constreñía a los límites del yo y sus alcances. Es decir, el mismo “alejamiento” de la situación, enriquece las visiones comunes que se pueden tener sobre un hecho o una cosa, permitiendo retroalimentar –y construir- una realidad más rica, dinámica y completa, que articula la “presencia” en el territorio y la visión del conjunto.
Este último criterio, ha sido dado llamado, de acuerdo a la palabra inglesa, “mashup”, (puré, amasijo, mezcolanza), y que más o menos implica al acto de resignificación implícito en la que lo que se puede hacer en un lugar con la información que viene de otro lado. Lo que puede finalmente hacer una persona, con la idea que tiene otro. Debidamente extrapolado el principio, que expresa los beneficios de las herramientas Open Source (Código Abierto, no propietarias), que los sistemas en “nube” (clouds), operacionalizan en la web Social, poniéndolos al alcance de quienes quieran (mas que puedan…) y generando infinitas posibilidades de desarrollo y utilización personal, no haría más que dar cuenta de lo que siempre han sido las condiciones mismas de construcción del saber humano y de sus mecanismos de transmisión, es, en el fondo, lo que podría hacer una sociedad, con la historia, es decir, con el conocimiento y la comprensión de lo que otras sociedades hicieron.
Recalco para terminar esta entrada, por su importancia ontológica, el principio ya señalado que considera como “valor agregado”, el que todo este sistema de innovadores desarrollos a la vez colectivos, prácticos y universales, se articula alrededor de la “generosidad” y ya no por motivo ninguno de ganancia. Es decir –como dijimos-, que los principios, la empatía, la confianza (todo aquello humano, que nos parece con tanta razón estar como humanidad perdiendo), se constituyen en el principal móvil de la época, haciendo de nuevo su entrada al escenario de las relaciones de la especie, por dónde menos se lo esperaba: el reino de la trascendencia y la espiritualidad. No lo que se ve. Finalmente, se explica también en la presentación que comento, del video que sigue, el proceso de creación y el modus operandi del sistema de los “crisis mapping”,de los que valga recordarlo, nuestra empresa visioon, es parte –observante activa-,desde el terremoto del 27 de febrero en Chile.
No será vano, señalar que estamos en Haití...